En 1864, había sido publicado en Tbilisi el llamado Lushnu
Anban, que es el término svan para mencionar "alfabeto svan". Todo indica que Uslar, cuya
monografía sobre el abjasio finaliza con un ensayo de 18 páginas sobre el
svan, fue su autor. El Anban, mediante un sistema de tres columnas, incluye los equivalentes de palabras, frases y pasajes de los Evangelios en
svan, georgiano y ruso. El alfabeto
diseñado para la lengua svan, que tenía base cirílica, fue el utilizado por I. Nizharadze en su Russian-Svan Dictionary (1910).
De hecho, el
alfabeto georgiano es de fácil manejo a la hora de transcribir el
svan: además de los dos caracteres del georgiano antiguo, ausentes en georgiano moderno, y de la
grafía necesaria para indicar la vocal neutra del mingrelio, puede ser necesario (dependiendo del dialecto) la incorporación de la diéresis para indicar la inflexión vocálica y un signo diacrítico para señalar la longitud de la vocal. Es más, es éste el modo según el cual el material en
svan ha sido reproducido, en las escasas obras especializadas que se publicaron en la Georgia pos zarista para beneficio de los lingüistas y estudiosos del folklore. Generalmente, este tipo de obras eran las únicas que estaban autorizadas para publicarse en estas lenguas en la Georgia soviética: baste mencionar la imposibilidad, durante años, de editar los diccionarios
svan-georgiano y mingrelio-georgiano, claro signo de la falta de apoyo que los hablantes de la prestigiosa lengua
kartvelia habían prestado a sus lenguas minoritarias.
Las iniciativas serias para otorgar un estatus literario al svan no parecen haber tenido una gran acogida, si bien es cierto que, al menos a partir de
1988, algunos periódicos locales han mostrado su interés en imprimir alguno de los escasos textos folklóricos conservados. |