Aunque los
contrabandistas y corsarios ingleses, franceses y holandeses habían estado
activos en el Caribe durante la segunda mitad del siglo XVI, España era la
única nación en 1600 que tenía colonias en el Caribe, en la zona de las
Antillas Mayores (Cuba, Jamaica, Hispaniola y Puerto Rico) y en el territorio
continental. Los europeos septentrionales buscaban una parte de la riqueza
que procedía de las Américas y comenzaron a intentar establecer bases en
zonas en las que los españoles no tenían control. El primer asentamiento
inglés permanente en el Nuevo Mundo fue en Jamestown, Virginia en 1607,
tras el cual siguió otro en Bermuda en 1609, unas 600 millas al este.
Durante este periodo los europeos septentrionales buscaron establecerse en
la costa de Guayana, en el norte de Sudamérica, si bien sólo los holandeses
tuvieron éxito en la empresa, estableciendo una asentamiento permanente en
Essequibo en 1618. Este esfuerzo espoleó a los franceses e ingleses a
buscar establecimientos permanentes en el Caribe. Para la primera mitad del siglo XVIII los
británicos y los franceses habían obtenido el reconocimiento de España de
muchas de sus posesiones caribeñas, lo que condujo a la supresión del
bucanerismo para proteger esas nuevas colonias. Las plantaciones de azúcar
crearon una jerarquía social rígida en forma de pirámide con un pequeño
grupo de blancos en lo alto y masas de esclavos en la base. Este sistema
reforzó el aislamiento de la mayor parte de los esclavos del inglés o el
francés, originando el predominio de criollos en casi todas las colonias de
la región. La segunda mitad del siglo XVIII trajo constantes luchas en el Caribe por
el control del azúcar, que rendía grandes beneficios, por parte de
británicos y franceses. Aunque las bases sociolingüísticas de los criollos
ya estaban puestas, esas lenguas fueron llevadas a nuevos lugares junto con
los derroteros que tomaban las guerras. La abolición de la esclavitud por la
República Francesa en 1794 significó el fin del viejo orden en las Indias
Occidentales. Tras una gran convulsión social en las Antillas Francesas y
en otras partes, Napoleón impuso la esclavitud de nuevo, pero el Imperio
Británico la abolió permanentemente en 1834. Los cambios económicos
producidos por las nuevas migraciones y sus lenguas condujeron a una
difusión del inglés en el siglo XX.
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