Algunos lingüistas creen que hay suficiente
evidencia para relacionar esta familia con la indoeuropea; por supuesto
los hablantes urálicos estuvieron desde tiempos antiguos en contacto con
hablantes indoeuropeos y ha habido un constante préstamo lingüístico
de lenguas bálticas, iranias, eslavas y germánicas. De hecho, los
préstamos fineses desde el alemán han sido citados como preservadores de
ciertas características arcaicas germánicas. Aunque la relación
genética no puede ser establecida entre el indoeuropeo y el urálico en
este momento, ciertas similitudes se deben a las relaciones que han
cruzado los límites entre ambas familias.
Según Janhunen el proto-urálico era una lengua aglutinante con el
orden de la frase en sujeto, complemento y verbo, dos casos gramaticales
(acusativo
y genitivo) y tres casos locales (dativo, locativo y ablativo), en contraste con las
modernas lenguas urálicas como el finés que tiene quince
casos o el húngaro que tiene veintitrés.
Tipológicamente hay algunas características interesantes
en las
lenguas urálicas; en estonio hay un triple contraste cuantitativo entre
vocales y consonantes, teniendo vocales y consonantes cortas, largas y
extra largas; también en algunas lenguas urálicas, pero no en todas,
se da el fenómeno de gradación consonántica, que se produce delante de
una vocal de una sílaba cerrada, de forma que las oclusivas largas se
convierten en cortas y las cortas en sonoras.
También la mayor parte de las lenguas urálicas muestran armonía
vocal, la cual tiene un doble sentido: parcial, cuando sólo algunas
características del segmento vocal armonizan o coinciden por toda la
palabra o morfema y total, cuando se copian todas las características vocales. |