Durante su estancia en Moscú intervino en la controversia que perturbó a la Iglesia Rusa durante el siglo XVI referente a la postura sobre la pobreza de los monasterios. Según una facción (denominados transvolganos o no poseedores) los monasterios no deberían tener propiedades, pero según otra (denominada josefitas o poseedores) sí deberían tenerlas. Los primeros eran liberales en sus puntos de vista políticos, los segundos eran fuertemente monárquicos, estando Maksím de parte de los no poseedores. Estos puntos de vista los plasma cuando prepara su edición crítica del Monocanon, la versión eslava de las leyes eclesiásticas bizantinas, lo que le costó su arresto bajo el cargo de herejía en 1525, siendo condenado en 1531 a veinte años de encarcelamiento en el monasterio de Volokolamsk, donde el prior era Joseph de Volokolamsk, cabeza de los poseedores. Durante sus años de confinamiento siguió produciendo obras teológicas y cuando salió libre en 1551 su prestigio era inmenso, hasta el punto de que el zar Iván IV el Terrible le rindió honor público, aunque sus puntos de vista políticos fueron suprimidos. Maksím Grek es autor de más de ciento cincuenta obras que se pueden clasificar en tres grupos: exegéticas, teológicas y morales. Entre sus escritos hay comentarios a los Salmos y a los Hechos de los apóstoles, también una crítica al catolicismo por alimentar la idea de la existencia del purgatorio. Los últimos años de su vida los pasó en el monasterio de la Santísima Trinidad y San Sergio, cerca de Moscú, donde fue enterrado y se le venera como santo.
|