Prisioneras hugonotes leyendo la Biblia en la Tour de Constance (Cuadro de Jeanne Lombard)
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Los críticos católico romanos han denunciado la obra de Olivetan como de poco valor a causa de su supuesta ignorancia de las lenguas bíblicas. No obstante, él conocía y usaba el hebreo con soltura, aunque su conocimiento del griego era menor, lo que se nota en la inferioridad de su Nuevo Testamento. Para remediar los defectos de la traducción de Olivetan, la 'venerable compañía' de pastores de Ginebra tomó la decisión de revisar la obra, siendo asistentes Beza, Simon Goulart, Antonie Fay y otros. El editor fue Bonaventure Cornielle Bertram. Esta revisión apareció en 1588. En esta edición y en las posteriores el nombre divino fue traducido como l'Eternel, siendo retenida esta traducción hasta el día de hoy en las Biblias protestantes francesas.
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