Su territorio abarcaba la Isla Grande de Tierra del Fuego, costa sur: Bahías Yendegaia
y Ushuaia: Puerto Harberton; Isla Hoste: Caleta Molinari, en la península Dumas; caleta Hernández, sobre el canal
Canacus, entre la isla Miine Edwards y la península Pasteur; diversos puntos de las costas del seno
Ponsonby, incluyendo la isla Mascart, y de la bahía Tekenika; Isla
Navarino: Puerto Navarino y caletas Santa Rosa, Mejillones, Pantalón del
Weste, Róbalo, Ukika y Piedrabuena, en la costa norte; bahía Dougias, en la costa
occidental; Isla Picton: Caleta Piedras; Islas Wollaston
. En 1950 quedaban 63 yámana que
habían quedado reducidos a 58 un cuarto de siglo más tarde. Se incluye en esta cantidad a 10 personas que pertenecen al grupo étnico pero que no presentan antecedentes
yámana, sino alakaluf.
Entre los 58 ya señalados, se incluyen también 3 hombres y 5 mujeres que son los representantes actuales de los
yámana "puros". Al respecto
es necesario recalcar que estando ya cerrada la posibilidad de fecundación de las representantes femeninas de este
pequeño grupo, estas ocho personas son los últimos individuos con ambos progenitores
yámana que podrá tener este grupo étnico. En el futuro toda la descendencia de los
yámana será mestiza. En cuanto a la distribución de esta población, no toda posee una residencia fija en
Ukika, a pesar de que esta comunidad es la más representativa. Para muchos constituye el vínculo con la Base Naval y ésta, a su vez, representa el único punto de abastecimiento de la zona. De esta manera es esporádicamente visitada aún por aquellos que viven en otros puntos de la isla Navarino o de otras
islas. Su género de vida es semejante al de la población rural de cualquier otro origen del extremo austral del país, en nada diferente al de la población emigrada, especialmente de Chiloé hacia esa zona. El único rasgo cultural relevante que podría ser considerado es la lengua, pero desafortunadamente
muy pocos la conocen y menos aún la hablan. En 1972 sólo dos ancianos, Felipe Alvarez y Benito Sarmiento,
estaban dispuestos a informar acerca de su lengua y por ellos se supo que otros 5 ó 7 la conocían, que entre los demás miembros de la población algunos recordaban sólo unas cuantas palabras, y que los más jóvenes la ignoraban por completo. Al referirse a la actitud de los
yámana, de no querer hablar su lengua, afirmaba Benito Sarmiento: "Es que no se olvida, sino por orgullo lo dejan, pues yo he dicho muchas veces, yo no me puedo orgullo; yo me olvido
yahgan,
yo siempre voy a seguir hablando yahgan, hasta que yo me muera."
(Benito Sarmiento
[fallecido en 1975] vivía absolutamente solo en la caleta de Mejillones, a unos 28 Km. al oeste de Puerto Williams.
En Mejillones, alrededor de 1930, se construyeron unas casitas para los
indígenas que actualmente están completamente deshabitadas.) La actitud de don Benito era una excepción. Tanto los yámana como los qawasqar muestran generalmente una gran resistencia para hablar sus lenguas ante un extraño, con lo cual
subrayan esa condición de indígenas que tan sólo les está causando perjuicios. Así
habría que interpretar aquel "orgullo" qué tan eufemísticamente señalaba don Benito. En el siglo XIX el grupo étnico contaba con 3.000 miembros en Chile, pero a finales del XX sólo quedaban 3 mujeres en Ukika, cerca de Puerto Williams en la isla Navarino, las tres con más de sesenta años y habiendo hablado la lengua únicamente en su infancia.
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