La familia Lucena fue una de las más influyentes de judíos conversos de Toledo en la etapa previa a la expulsión de 1492. El abuelo de la familia era Maestre Martín de Lucena, de quien el autor del Sebet Yehudá, R. Selomó ben Verga, afirma que era "un gran doctor de nuestra estirpe" y le presenta como un hombre de bien para su pueblo perseguido.

En la biblioteca de El Escorial (Madrid) hay una traducción de los Evangelios y las Epístolas de Pablo al castellano, atribuida al patriarca de esta familia y realizada en 1450. Tal vez una manera de disipar dudas en cuanto a la sinceridad de su conversión era realizar una traducción de escritos cristianos. El título de dicha traducción es el siguiente: Hispana versio sacri textus quatuor Evangeliorum; Pauli Epistolarum. Doctore Martino Lucena cognomento El Machabeo. En la rúbrica dice:

"Aqui comiençan los santos Euangelios en romançe los quales son romançiados por el reuerendo dotor maestre Martiu de Luçena, el Macabeo, por mandato del exçelentissimo cauallero Yñigo Lopes de Mendoça."

El patrocinador de esta traducción, Iñigo López de Mendoza, no es otro que el Marqués de Santillana (1398-1458), el famoso literato castellano autor de las célebres Serranillas.

Sin embargo, la familia Lucena no escapará al rigor de la Inquisición. El hijo de Martín, Juan de Lucena, tendrá que marcharse en 1467 de Toledo junto con su esposa y sus seis hijas a Sevilla. Pero también en Sevilla atestiguarán contra él ante la Inquisición acusándole de ser un hombre que leía muchos libros. Se refugió en la Puebla de Montalbán, donde se dedicó a imprimir libros hebreos, mas al cabo escapará a Roma, mientras otros miembros de su familia emigran a Portugal. Sus hijas se quedarán en Montalbán (Toledo) hasta ser convocadas por los inquisidores de Toledo, siendo acusadas de preparar la carne según las leyes judías, guardar el sábado y orar según la liturgia judía, en romance y vueltas de cara a la pared.