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Nociones básicas
Alfabetos antiguos en la península italiana
La tabla inferior muestra la evolución del alfabeto etrusco al romano.
La relación del alfabeto romano con el etrusco aparece ya en la lapis niger (figura inferior) que es la más antigua inscripción romana, hallada en el Foro Romano sobre la tumba de Rómulo. El sentido de la escritura es en bustrófedon y la traducción está sujeta a debate. Esta piedra ha suscitado un considerable material de estudio, al ser considerada el nexo entre el etrusco y el romano y está datada en el siglo VI antes de Cristo.
En la figura inferior vemos la trascripción de la escritura que hay en todas sus caras.
Otra inscripción antigua es la de Duenos (figura inferior), fechada hacia el siglo IV a. C.
Otra inscripción arcaica es la registrada en la fíbula Praeneste. Se calcula que es del siglo VII a. C. y su lectura es la siguiente: "Manius me hizo (para) Numasius."
No obstante, hay que dar una palabra de precaución sobre esta inscripción pues parece ser que se trata de una falsificación. La inscripción inferior está grabada en una vasija de vino hallada en una tumba cerca de Gabii y lleva un saludo que dice: salvetod tita, esto es, 'que tengas buena salud, Tita' o bien 'que Tita tenga buena salud.'
La figura inferior también es otra inscripción en vasija de vino; indica el nombre del propietario del recipiente y el responsable de la fabricación de la vasija: eco urna tita vendias mamar(cos m)ed vhe(ced), es decir, 'Yo soy la urna de Tita Vendia. Mamar(cos me mandó hacer).'
La tabla inferior muestra los alfabetos usados en la península italiana y su antecesor, el griego arcaico; también se aprecia el parentesco entre el etrusco y el romano o latino.
En la tabla inferior podemos ver la relación existente entre la escritura romana y sus antepasados más remotos, como el egipcio y el proto-sinaítico.
Es sabido que el antecesor de los sistemas alfabéticos de escritura es el fenicio. La tabla inferior muestra la evolución del fenicio al romano, pasando por sus intermediarios, griego y etrusco.
Al igual que ocurre con el chino o el árabe, también la caligrafía del alfabeto romano se convirtió en arte. Debajo tenemos una letra Q ricamente decorada y una página de escritura uncial que inician este Evangelio según San Lucas. Escrito en latín, este manuscrito fue realizado por monjes especialmente diestros, probablemente en la abadía de Saint-Armand, en el norte de Francia.
El alfabeto romano más antiguo contenía sólo 21 letras (sonidos aspirados como th, kh, o ph no los hay en latín) y, al principio, se empleaba una dirección de escritura de derecha a izquierda o en bustrófedon. Algunas inscripciones públicas sobre piedra y metal mostraban separación de palabras por medio de puntos colocados a media altura. Se descartaron los nombres de las letras griegas de origen semi-semítico, en favor del familiar abecedarium, que todavía utilizamos. La evolución ulterior se limitó a un aumento en el número de las letras (28 en nuestro alfabeto), a alteraciones en la forma y calidad de sonido de ciertas letras y al desarrollo de distintos estilos caligráficos y nacionales. La figura inferior muestra el evangelio de Juan capítulo 1, versículos 1 al 8.
Como ocurre con el griego, el romano tiene multitud de grafías diferentes, dependiendo de la época y del lugar.
Manuscrito de Virgilio (figura inferior), siglos IV-V d. C. Letra capital cuadrada.
Códice de Virgilio (figura inferior), siglo IV d. C. Letra capital rústica.
El mapa inferior muestra la ubicación geográfica de los más antiguos sistemas de escritura.
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