En el siglo XX las élites
conservadoras de Guatemala y El Salvador estimularon y organizaron matanzas
masivas de indios, que no habían sido asimilados por la cultura dominante, con
el fin de proteger sus propias inversiones e intereses. En el caso de El
Salvador tales acciones condujeron a la destrucción de la lengua y cultura
pipil en los años treinta del siglo pasado. El trauma causado por la
marginalización de la población indígena durante los siglos XIX y XX produjo
nefastas consecuencias para las lenguas nativas, cuyos efectos se notan hasta
el día de hoy. |