Luisiana fue colonizada
por franceses llegados de Canadá y del Caribe. En Canadá los franceses
comenzaron asentándose en Acadia y la desembocadura del río St. Lawrence
hacia 1600. Acadia cambió de manos varias veces antes de ser la británica
Nova Scotia en 1713. Mientras tanto, los exploradores franceses se
movieron a lo largo de St. Lawrence y los Grandes Lagos que les guió a
reivindicar Luisiana que era la tierra regada por el río Misisipi.
Establecieron su primer fuerte en la desembocadura de dicho río en 1699 y
fundaron Nueva Orleáns en 1718. Hacia 1721 la baja Luisiana tenía unos
700 colonos blancos y 500 esclavos, pero para 1731 había 1.700 blancos con
3.400 esclavos, la mayoría procedentes de Senegal. En 1763 Francia perdió
Canadá en favor de Gran Bretaña y la Luisiana pasó a manos de España. Los
acadios de habla francesa rehusaron jurar lealtad al rey de Inglaterra,
exiliándose de Nova Scotia y encontrando refugio entre sus compatriotas de
Luisiana entre 1765 y 1785. Esta emigración dobló la población blanca que
en este periodo era casi igual que la de los esclavos. En ese momento la
población de los esclavos era del 90% en las Indias Occidentales
francesas.
En 1800 Francia recuperó
la Luisiana de los españoles, pero Napoleón la vendió a los Estados
Unidos en 1803, cuando el sueño de establecer el Imperio francés en
América se tambaleó con la pérdida de Santo Domingo. En 1809 llegaron gran
número de refugiados que llegaron vía Cuba, de donde fueron expulsados
tras la invasión napoleónica de España. Más de 3.000 personas libres de
color habían llegado para 1810, lo que significaba más del doble de la
población mezclada de Luisiana. Aunque el criollo basado en el francés se
puede asumir que se estabilizó en este tiempo, el criollo haitiano traído
por los refugiados dejó su marca. Aunque los colonos de habla inglesa se
esparcieron por Luisiana desde el resto de los Estados Unidos, la lengua
francesa permaneció fuerte en el estado hasta el final de la guerra civil
(1860-1865), cuando los plantadores franceses ya no pudieron imponer su
lengua ni política ni económicamente. |