La lengua india de signos de las llanuras nació cuando los caballos fueron
introducidos desde el sur por los españoles y las armas desde el este por los
franceses. Antiguamente fue usada para cazar, comerciar y a todos los niveles sociales de
interacción; actualmente se usa para contar historias,
rituales, leyendas y oraciones. No es una lengua de signos de sordos.
Fue el medio más importante de comunicación inter-étnica en
las llanuras. En cuanto a
versatilidad puede ser comparada con cualquier lengua de signos, incluidas
las inventadas en tiempos recientes para los sordos. Durante su etapa de
esplendor en el siglo XIX fue la principal lingua franca del oeste
americano septentrional más allá del Misisipi, sirviendo a millares de
nativos y pueblos foráneos. Entre
las razones para su invención pueden estar el hecho de comunicarse en
silencio en la caza o en la guerra o en situaciones donde el habla pudiera
ser tabú. Comunicarse por medio de señas con las manos y el cuerpo es una
solución a situaciones de ese tipo. Algunos eruditos de los siglos XIX y XX creen que la lengua
de signos fue inventada deliberadamente por un grupo nativo, tal como los
kiowas o por europeos, como los españoles. Pero a causa de su complejidad y
originalidad esto es bastante improbable. Más posiblemente la lengua se
originó espontáneamente en algún lugar de las llanuras meridionales o en una
región cercana porque la lengua se esparció hacia el norte y el noroeste
durante el siglo XIX y continuó en esa dirección en el siglo XX. Si el multilingüismo fue un factor en su nacimiento entonces
se puede afirmar que naciera en algún lugar de la costa del Golfo de México
correspondiente a Texas donde se hablaban un gran número de lenguas
mutuamente ininteligibles. Esa región era un centro importante de comercio
entre nativos. Los registros más
antiguos hechos por europeos proceden del español Alvar Núñez Cabeza de Vaca
en el siglo XVI y otros tres exploradores que sobrevivieron a la desastrosa
expedición de Narváez al oeste de Florida, pasando ocho años (1528-1536)
entre los indios de México y la costa de Texas. Durante ese periodo
aprendieron mucho sobre la geografía y los pueblos nativos de la región,
incluyendo unos rudimentos de sus lenguas. En su Naufragios y relación de
la jornada que hizo a la Florida Cabeza de Vaca escribió: 'Hallamos también pedazos de lienzo y de paño, y penachos
que parescían de la Nueva-España; hallamos tambien muestras de oro. Por
señas preguntamos a los indios de adonde habían habido aquellas cosas;
señaláronnos que muy lejos de allí había una provincia que se decía
Apalache, en la cual había mucho oro, y hacían seña de haber muy gran
cantidad de todo lo que nosotros estimamos en algo.' La expedición de Francisco Vázquez Coronado (1540-1542)
penetró en las llanuras meridionales y centrales, llegando a territorio que
hoy pertenece a Kansas. En el relato de la expedición los indios denominados
querechos (tal vez tonkawas o atabascanos de las llanuras) son mencionados
comunicándose en lengua de signos tan eficazmente que no hacía falta
intérprete. En su momento álgido fue usada como lingua franca
por kiowas, comanches,
cheyennes, arapahoes y
también por crows, nez perces,
blackfoots, flatheads,
gros ventres e hidatsas.
Es decir, la lengua estaba diseminada desde Texas al río Misuri y sus
afluentes en Dakota del Norte, Wyoming y Montana. Pero también esta región
incluía la parte septentrional de México, el suroeste de U. S. hasta el
valle del río Grande, la meseta de Colorado, Wyoming e Idaho y las
inmediaciones de las llanuras en Canadá oriental.
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