Todas las lenguas tupianas, salvo la emerillon y la oyampi, se hablaron en su día al sur del Amazonas, desde los Andes hasta
el Atlántico. La tupinambá, hablada a lo
largo de la costa atlántica en el tiempo de la conquista, fue lingua
franca aunque en una forma modificada y la estrechamente relacionada
guaraní se convirtió en lengua nacional en Paraguay, siendo una de las
pocas lenguas nativas que resistieron el empuje del español
o del portugués. En el tiempo del descubrimiento
las tribus tupí-guaraní estaban avanzando en todas las direcciones al
sur del Amazonas, desplazando a otras tribus que adoptaron las lenguas tupí-guaraní.
Con el paso del tiempo los grupos tupíes han declinado
enormemente, extinguiéndose 26 de ellos en Brasil en el corto espacio de
tiempo que va desde 1900 a 1957 y desapareciendo 14 lenguas al menos
en ese periodo.
Los tupís eran granjeros y navegantes ribereños
que cultivaban mandioca, batatas, maíz, frijoles, cacahuetes y algodón.
Recogían tortugas y sus huevos, pescaban y cazaban mamíferos con flechas
y arpones desde largas piraguas. También utilizaban venenos para pescar.
La unidad básica de la sociedad tupí era la familia extendida, en la que
se incluían los padres, hijos casados y sus familias, que vivían en una
sola pero gran vivienda de techo de paja. Algunos clanes tupíes eran
patrilineales. A lo largo del bajo Amazonas y en la costa había numerosos
poblados con múltiples casas donde varios miles de personas vivían. Esos
poblados guerreaban incesantemente capturando, torturando y comiendo a sus
víctimas. Su religión era chamanista con poco ceremonialismo.
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