La lengua kamasiana o kamas-koybal se extinguió el 20 de septiembre
de 1989 cuando su última hablante, Klavdija Plotnikova, quien era trilingüe en jakas, y ruso, falleció. A pesar de eso es una de las lenguas mejor documentadas del grupo samoyedo
de lenguas urálicas, gracias a los esfuerzos y al tesón de hombres como
Mathias Alexander Castrén, Kai Donner, Aulis Joki y Ago Künnap.
La lengua kamasiana formaba parte del grupo samoyedo
de lenguas perteneciente a la familia urálica y
entre sus compañeros más cercanos se hallaban otras lenguas y dialectos
del grupo samoyedo meridional que ya se han extinguido, tales como el
complejo mator-taigi-karagass-soyot.
El kamasiano atrajo el interés de los estudiosos por las lenguas
en el
siglo XVIII cuando se hizo posible trazar mapas lingüísticos de esa vasta zona que constituía el Imperio
euroasiático; algunos de esos estudiosos viajaron a la zona para
documentarse y recabar información sobre la lengua, realizándose los primeros
léxicos de palabras kamasianas. Las dos últimas hablantes de la
lengua, la ya citada y Alexandra Zuibjeva, fueron las dos últimas fuentes
directas para los investigadores ya en el siglo XX para recopilar un
material lingüísticamente precioso. Para entonces ya se había logrado
recopilar una cantidad de material kamasiano a lo que sumaron los trabajos
del lingüista americano J. Lotz y los de la Universidad Urálica en
Ekaterinburgo. El autónimo kamasiano procede de
una palabra compuesta, kama + as que significa montaña + Az
(una antiguo autónimo siberiano), con lo que tendríamos pueblo de la
montaña, lo que coincide con la descripción de P.S. Pallas
denominándolos en latín Monticolae Sajanenses en 1735. |