La personalidad lingüística de la lengua valenciana
ha sido y es objeto de numerosos debates. Para unos no hay tal lengua sino que
simplemente se trataría de un dialecto del catalán,
tal como lo es el leridano o el rosellonés; para otros se trata de una lengua
hermanada con el catalán pero con sus propias características históricas y
gramaticales que la distinguen. Lo que lingüísticamente importa es que ambas, catalán
y valenciano, no son sino dos caras de una misma moneda, de manera que podríamos
hablar de una lengua catalana-valenciana. Los valencianos generalmente rehúsan
llamar a su lengua catalán aunque los baleáricos no. Los catalanes y los baleáricos
rechazan, a su vez, denominar a su lengua valenciano. No obstante todos ellos
reconocen la unidad de la lengua, si bien disienten en la denominación para
nombrarla y, lo que es más importante, en el desarrollo histórico que las
diversas modalidades de la lengua ha tenido. Las cuestiones nacionalistas y
políticas no son ajenas a este debate.
Para explicar las relaciones entre ambas se han
expuesto dos teorías, aunque recientemente se ha sumado una tercera al debate.
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La teoría catalanista. Que tiene como ámbito de
proyección geográfica a Valencia y Cataluña teniendo un solo objeto
lingüístico común para toda la región: el catalán. Esta postura en lo
que respecta a la continuidad del valenciano es rupturista, en el sentido de
considerar al valenciano como el resultado de la irrupción del catalán en
tierras valencianas como consecuencia de la conquista del reino de Valencia
por Jaime I en 1238. Según esta idea la invasión islámica del
siglo VII en la Península Ibérica produjo un corte político y cultural de tal envergadura que la población
valenciana, entre otras, fue totalmente asimilada, perdiendo sus raíces y su
lengua. Posteriormente, con la conquista de Valencia por Jaime I se habría
producido una especie de vacío que fue llenado con la llegada de pobladores de
origen aragonés, catalán y castellano, habiendo por tanto un antes y un después,
sin solución de continuidad, a la Conquista. Por lo tanto, el valenciano no
sería más que el habla catalana traída por los recién llegados con
ingredientes aragoneses y castellanos. La teoría catalanista es la más
extendida tanto en el campo lingüístico como en el social y el político. -
La teoría valencianista. Que explica la existencia del valenciano a
través de la continuidad poblacional y lingüística en Valencia durante el
dominio musulmán, de ahí que se le conozca como teoría continuista. Según los defensores de esta postura hay
evidencias que hacen pensar que durante la dominación musulmana el romance
hablado en Valencia no se pierde sino que pervive y evoluciona en la parla
romanç que se desarrollará en el romanç valencià. Por ejemplo,
el testimonio de la toponimia testifica que en el momento en el que Jaime I
conquista Valencia el habla romance autóctona tenía vitalidad; igualmente es
unánime el veredicto de arabistas cuando hablan de la diglosia (árabe
y romance) y hasta triglosia (árabe clásico, árabe
dialectal y romance) practicada en la España musulmana. Los responsables de
mantener la lengua durante la dominación musulmana en Valencia no fueron otros
que los mozárabes allí residentes así como los muladíes, convertidos al
Islam pero que practicaron un bilingüismo diglósico: árabe para la
administración y la cultura y romanç valencià en sus hogares. La
debilidad de esta suposición es la falta de testimonios escritos de esa
época que la
confirmen. Una de las evidencias que presentan los defensores de la antigüedad
del valenciano es la proximidad de las raíces de sus palabras al latín,
de donde se deduciría que la lengua valenciana se deriva del latín
hablado en la Península Ibérica hasta la invasión musulmana (siglo
VIII), la cual aporta arabismos hasta la fecha de la Conquista (siglo
XIII) y a partir de ese momento recibe préstamos del catalán, provenzal,
aragonés y castellano. -
La teoría occitanista. Según la cual el catalán, el
valenciano y el occitano formarían un grupo de lenguas íntimamente ligadas
entre sí y entre las cuales hay un grado de inteligibilidad que permite
clasificarlas bajo la categoría de occitano-románicas. En este grupo cabrían
el gascón, el provenzal, el valenciano, el catalán, el mallorquín, el lemosín y el languedociano. Esta teoría es
rupturista, en el sentido de que la lengua que se va a imponer en Valencia
no es la de los pobladores sino la de la Corte de Jaime I, la cual
hablaba la lengua provenzal lemosina. Por lo tanto, de acuerdo a esta
postura no son los mozárabes ni los catalanes ni los judíos ni los
aragoneses quienes imponen su cultura sino la que imperaba en ese tiempo,
esto es, la de los trovadores de la Corte del Rey Jaime I.
Un
texto en valenciano procedente del libro 'Regiment de la Cosa Pública' de Francesc Eiximenis, nacido en Gerona en 1327 pero emigrado a Valencia
desde joven, dice lo siguiente: "La trenta e dues es que aquesta terra ha lenguatge compost de diverses lengues que li son entor, e de cascuna a retengut ço que millor li es, e ha lexats los pus durs e los pus mals sonants vocables dels altres, he ha presos los millors. E no res menys trobarets dins aquesta beneyta ciutat qui us pot ensenyar les principals lengues del mon. Axi com son lati, ebraych e
morisch."
Joanot Martorell
(muerto en 1498) fue autor de la celebrada novela Tirant lo Blanch,
alabada en el Quijote y salvada de la
famosa quema de libros realizada por el cura y el barbero. Debajo tenemos un párrafo
(del capítulo 39) del Tirant: 'Com Tirant se
partí de I'ermità, content de les bones doctrines que li havia dades. ... E prec-vos que us n'aporteu aquest llibre e el
mostreu a monsenyor lo rei e a tots los bons cavallers, per ço que sàpien quina cosa és
l'Orde de Cavalleria. E al tornar que fareu vos prec, mon fill, que torneu per ací e que
em sapiau dir qui són estats fets novells cavallers, e totes les festes i gales que
s'hi faran que jo les puga saber, que us ho tindré a gran servei. E donà-li lo llibre ab lo comiat ensems. Tirant pres lo llibre ab inestimable alegria,
faent-li'n ínfinides
gràcies, e promèes-li de tornar per ell. Tirant li féu gran reverència,
pujà a cavall e tingué son camí.'
El
proceso de desarrollo de la lengua tras la Conquista se podría resumir de acuerdo a la
siguiente clasificación:
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Etapa de transición (1238-1395). En la que hay
testimonios literarios en la lengua valenciana aunque sin aparecer todavía
el gentilicio 'valenciano'. En este periodo se hace referencia a la lengua
como romanç, romantio, nostre llatí, romanç pla,
lengua vulgar, lengua materna, etc. Ejemplos de ello serían 'Els Fur', 'Chronica
de Jaume I', 'Llibre del Consolat de Mar' y textos de Arnau de Vilanova, Pedro
Pascual y Francesc Eiximenis.
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Etapa de implantación (1395-1474). En la que se
extiende la denominación lengua valenciana y su uso se hace patente en la
administración y en la literatura. Antoni Canals, Bonifaci
Ferrer, Vicent Ferrer, Jaume Roig y Joanot Martorell (autor de Tirant
lo Blanch) serían algunos de los nombres que usan el valenciano en sus
trabajos literarios. Igualmente Ausiàs March (1397-1459), el más grande poeta en la Europa de su
tiempo quien compuso Cants d'amor, Cants de mort, Cants morals
y Cant espiritual.
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Etapa de consolidación (1474-1523). En la que resalta
la abundancia de material y la conciencia de los escritores de escribir en
una lengua diferenciada, como Roiç
de Corella, Bernat Fenollar, Miquel Pérez, Joan Esteve, Fra Tomás de
Vesach, Luis de Fenollet o Joan Moreno.
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Etapa de declive (1523-XVII). Castellanización. En la
que hay un considerable retroceso al que la Contarreforma no es ajena, tal y
como se puede apreciar en el caso de Jeroni
Conques.
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Resurgimiento (1982 en adelante). Cuando oficialmente
se reconoce como lengua oficial, junto con el castellano, al valenciano en
el articulo 7º del Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana.
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