Lenguas de Norteamérica
Historia
La mayor parte de los historiadores concuerdan en que la
población nativa de América procede de Asia a través del Estrecho de Bering,
cosa que se aprecia en los rasgos raciales que los nativos americanos comparten
con los pueblos de Asia, como por ejemplo los rasgos mongoloides que aparecen en
las espaldas y nalgas de los recién nacidos y que desaparecen con el
crecimiento.
La fecha que se fija para las primeras olas migratorias
hacia el continente americano desde Asia es veinte mil años a. C., siendo
razonable pensar que hubo posteriormente otras. Por ejemplo, muchos
investigadores creen que la migración esquimal-aleutiana desde Asia tuvo lugar
hacia el 3000 a. C., aunque se puede suponer que al haber todavía asentamientos
esquimales en Asia, en el extremo nororiental de Siberia, la emigración
esquimal puedo ser en sentido contrario desde Alaska a Asia.
El primer contacto conocido entre europeos y nativos del Nuevo Mundo tuvo lugar poco después
del año 1000 cuando Leif Erikson puso su pie en
'Vinland', posiblemente la Península del Labrador o cualquier otro sitio entre ese lugar y
Maine, y se encontró a los skrlingar, a quien define como 'colegas pequeños'. No está claro si con esa expresión se refiere a los
esquimales o a los indios; poco después el hermano de
Leif, Thorwald, fue muerto por una flecha de los skrlingar. Cuatro siglos después, Jacques Cartier
negociaba con hablantes en iroqués en Quebec y para 1620 los colonos procedentes de
Inglaterra estaban en contacto con los indios, y parece que de nuevo eran iroqueses, en Nueva
Inglaterra. Como resultado del flujo anglo-francés, palabras indias, sobre todo
iroquesas, fueron registradas por los exploradores y misioneros, avanzándose
incluso en la identificación de la relación genética entre las diferentes formas de la familia
iroquesa. No obstante el estudio de las lenguas indias de América del Norte fue
fragmentario y no tiene comparación con el más profundo realizado en Mesoamérica. No fue hasta la obra de
Franz Boas (1858-1942) que se realizó un fértil trabajo antropológico, lingüístico y etnológico en el
estudio científico de las lenguas indias de América del Norte. Cuando los
europeos colonizaron Norteamérica había unas 300 lenguas nativas, a lo que siguió una
historia de erosión, declive y en muchos casos extinción. Hoy quedan unas 50 o 100 lenguas de las cuales
la mayoría son habladas por gente de edad avanzada, siendo conocidas por unas
pocas docenas de personas o como mucho centenares.
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Datos
En cuanto al número de hablantes pasados y presentes no se puede establecer ninguna cifra exacta, sólo estimativa y por comparación. Se cree que cuando los europeos llegaron al nuevo mundo, en el norte de México hablaban sus propias lenguas cerca de millón y medio de personas, que hoy se han reducido a unas doscientas mil.
Cinco lenguas, choctaw, muskogi,
dakota, cheroqui y
pima-papago, tienen entre diez mil y veinte mil hablantes y dos, cree y
ojibwa, elevan ese número hasta cuarenta mil o cincuenta mil. La única lengua que rompe la perspectiva general de
decadencia es la navajo, que no solamente ha conseguido estabilidad
sino que está creciendo en número, rondando los 100.000 hablantes.
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Dialectos
La clasificación de las lenguas aborígenes americanas, en general, no está exenta de discusión. A mediados del siglo XX las
lenguas amerindias norteamericanas se han clasificado en sesenta familias diferentes, sin que los lingüistas hayan demostrado una relación genética que las aglutine.
El Mayor J.W. Powell, fundador de la Oficina de Etnología Americana dividió, en 1891, las lenguas en 58 troncos
en base a su similitud léxica. Posteriormente se han realizado otras clasificaciones basadas en análisis más
técnicos y detallados, de forma que se han establecido las relaciones genéticas
definitivas entre muchas lenguas indias norteamericanas, habiéndose reconstruido sus
modelos ancestrales: proto-algonquino, proto-atabascano, proto-iroqués, etc. No
obstante ninguna de esas reconstrucciones ha arrojado luz sobre la cuestión de
los orígenes de los indios americanos.
En América del Norte hay tres grupos de lenguas que se
hablan en la actualidad:
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Las nativas o aborígenes.
-
Las importadas de Europa (principalmente español,
inglés y portugués) y
predominantes numérica y socialmente.
-
Las lenguas de contacto, es decir, pidgins
y criollos.
Las lenguas aborígenes se podrían clasificar de acuerdo a
este criterio:
Además se podría añadir un grupo casi extinguido de lenguas
aisladas en la costa noroccidental del Pacífico y el grupo
hokano de lenguas en California, Arizona y México.
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Escritura
En el norte de América, por influencia de la escritura europea -o en muchos casos por su estudio directo- muchas tribus desarrollaron algunas formas de escritura. Como los silabarios del
cheroqui (sistema que representa cada sílaba diferente por un signo), del
micmac, cree y las inuit de Groenlandia. |
Gramática
Las consonantes glotales aparecen en atabascano, siux y
salish, las aspiradas en las familias siux, pomo y
yuma.
Las retrorreflejas (o cacuminales) en la pomo, yuma y otras lenguas de California.
Las velares aparecen en la familia esquimal-aleutiana, la
yuto-azteca del norte y la atabascana de California entre las lenguas del subcontinente norteamericano.
La consonante velar nasal es el fonema ng y lo poseen el esquimal,
haida, yuma y las atabascanas de California.
Las nasales sordas y las semiconsonantes son fonemas parecidos a m, n,
y y w, aparecen en algunos dialectos del iroqués.
La i sorda se encuentra en alguna variante esquimal, en otras de California, y en las subfamilias
atabascana, salish y muskogee.
Las consonantes laterales africadas aparecen en las subfamilias atabascana, sahapta y
huaca.
Las vocales sordas o sibilantes aparecen en los grupos zuñi,
hopi y keres (todas ellas habladas por las gentes de la etnia Pueblo), las lenguas yuto-aztecas y el grupo
cheyene, de la familia algonquino-ritwan. Poseen vocales nasalizadas (como en
portugués y francés) el
atabascano, el algonquino oriental, el siux, el muskogee y los grupos kiowa-tano. La
i alta y
media se da en comanche y en la costa Tsimshi.
Una diferencia en el acento tónico o de intensidad distingue una palabra de otra. Poseen acento de intensidad el
mohawk y el cheroqui (iroquesas), el crow
(siux), cheyene, arapajó y penobscot, del grupo algonquino.
En las lenguas aborígenes de Estados Unidos y Canadá emplean formas coloquiales diferentes según lo emitan mujeres u hombres, como en
yana, muskogee y atsina. También hay lenguas rituales -que tienen formas especiales del habla para las ceremonias- como las zuñi, iroquesas y algunas más. En regiones plurilingües surgen las jergas de intercambio. Son lenguajes simplificados y entre ellos están el
chinook, mobilio y delaware. Otras pocas lenguas desarrollan unas formas silbantes del habla, donde la melodía de los silbidos corre pareja a la de los tonos de la lengua. Se emplea en situaciones de cortesía y aparece en
kickapoo (algonquina-ritwa), que es una lengua mexicana próxima a Texas.
El orden sintáctico varía de una lengua a otra, tanto en su importancia como en su función. En unas, este orden sintáctico es relevante como algunas californianas que siguen sujeto-objeto-verbo. Poseen referencia selectiva las lenguas que indican si el sujeto o el objeto de una oración es el mismo o es diferente del que posee una oración anterior. En español, por ejemplo, si alguien dice: "Pepe vio a Maite cuando salía de su casa", el oyente no puede saber ni quién salía ni de quién es la casa, porque no existe la referencia selectiva. Este rasgo lo posee la algonquina, la
paiute, la papago y la yuma. Los afijos instrumentales (prefijos, infijos y sufijos) se añaden a los verbos para indicar con qué instrumento o por qué procedimiento se realiza la acción. Esta distinción la muestra, por ejemplo, la lengua
karok, que en el prefijo pa- indica el empleo de la boca. Así
pácup significa 'besar' y paxut significa 'sujetar la boca'. Existe un sistema de prefijos en
haida, tlingit y otras lenguas norteamericanas.
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Lenguas de Norteamérica (Mapas)
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