La clasificación interna de las lenguas túrcicas es un
asunto extremadamente complejo. En general, estas lenguas son cercanas las unas a
las otras, formando un complejo dialectal en el que las formas de lenguaje son
muchas veces mutuamente inteligibles, decayendo esa inteligibilidad a medida que
hay separación geográfica. Sólo dos lenguas túrcicas no cuadran con ese caso: el chuvasiano, que es la lengua túrcica
más divergente, y el yakuto (incluyendo
el dolgan que es considerado una lengua separada), que se separó hace tiempo del
cuerpo túrcico principal y ha recibido considerable influencia tungús. Otra
complicación es que los hablantes de lenguas túrcicas han sido
históricamente desplazados de unos lugares a otros por ejércitos
invasores (hunos, mongoles, tártaros) que han pasado por su territorio. Un
breve ejemplo de un reciente desplazamiento dará indicación de las
complicaciones que puede introducir esta movilidad humana en las
clasificación genética de las lenguas. El trukhmenio es históricamente un
dialecto del turcomano y de hecho todavía a veces se considera así. Sin
embargo, los trukhmenios emigraron de Turkmenia al norte del Cáucaso (en
Stavropol) donde entraron en contacto con la nogay, otra lengua túrcica de un
sub-grupo diferente. Como resultado, el trukhmenio ha perdido muchas de las características
del turcomano y ha adquirido algunas del nogay.
Un problema añadido está relacionado con la nomenclatura de
los pueblos túrcicos, ya que un autónimo se transfiere de un pueblo a otro,
de hablantes de un grupo túrcico a otro o sobrevive como autónimo entre
pueblos túrcicos cuyas lenguas claramente pertenecen a grupos diferentes. Este fenómeno
no es único, ya que ocurre, por ejemplo, con los eslavos, de donde
una sola raíz proceden autónimos como esloveno, eslovaco, eslavonio,
eslovene, etc. El caso más notorio dentro de los pueblos túrcicos es el
tártaro, que en un tiempo sirvió para designar a todos los pueblos túrcicos,
excepción hecha de los turcos otomanos. En tiempos recientes, con el desarrollo
de nombres individuales para los varios sub-grupos túrcicos, el término
tártaro se ha restringido gradualmente, hasta el punto de limitarlo a los que antiguamente
fueron llamados tártaros del Volga, es decir, el grupo étnico con
su centro tradicional en Kazan. En adición a ellos hay otros grupos étnicos
que o tienen distintivo autónimo y retienen el término tártaro junto con
un atributo añadido: por ejemplo, tártaro de Crimea, tártaro chulym (melet).
El tártaro de Crimea y el tártaro chulym, a pesar de su nombre común tártaro
no están relacionados estrechamente entre sí, ni étnica ni lingüísticamente
dentro de la rama túrcica.
Otro autónimo que ha experimentado transformaciones similares
es uigur. Hay dos grupos dentro de las lenguas túrcicas que llevan
el nombre uigur: el karluk-uigur y el uigur-oguz, y sin embargo ninguno
de los
dos habla uigur. Algo similar ocurre con los términos kazajo y
kirguís: el
pueblo y la lengua que ahora se llaman kazajo fueron originalmente llamados
kirguises, mientras que los ahora llamados
kirguises fueron llamados kara-kirguises.
El hogar túrcico original estaba cerca de China, en el
Turquestán, siendo el Turquestán chino la parte oriental de esa región y que
ahora se denomina Xinjiang. La parte septentrional del Turquestán chino,
alrededor del río Ili, fue el foco del Imperio que hacia el siglo VI d. C.
comenzó su expansión occidental. Hasta entonces los pueblos túrcicos sólo
habían vivido en el occidente y el centro de Mongolia. Sus monumentos
literarios más antiguos, escritos en estelas erigidas en el valle del erío
Orkhon (afluente del Selenga en el norte centro de Mongolia), proceden del siglo
VIII. Esa zona es la cuna de casi todos lo imperio nómadas y el corazón
de la región altaica. Por eso esa parte oriental del Imperio tuvo una
importancia política más importante que la occidental, aunque esta última
fuera militar y económicamente más fuerte. Los túrcicos orientales han
preservado la identidad nacional mientras que los occidentales fueron el enlace
entre las civilizaciones de oriente y occidente.
Los túrcicos occidentales hicieron conquistas en el oeste
y el sudoeste absorbiendo a las poblaciones iranias locales. Los tajikos que se
hallan en Xinjiang occidental representan los elementos no asimilados en ese
proceso. Esta expansión del Imperio en los siglos VI y VII fue el cénit en la
difusión de los pueblos túrcicos por Asia, pero luego fueron desplazados por
los mongoles bajo Gengis Kan en el siglo XII y más tarde por los rusos.
Al estudiar las lenguas túrcicas es importante tener en mente
algo de la influencia cultural que ha modelado tales lenguas, siendo la
principal el esparcimiento del Islam: esta religión es la tradicional de la
mayoría de hablantes de lenguas túrcicas, exceptuando algunas en el extremo occidental
(gagauzos y chuvasios son en su mayor parte nominalmente cristianos) y
los que están al este de la línea tradicional divisoria entre Islam y no Islam
en Siberia, que s el Río Irtysh. En términos geográficos esto significa que
los pueblos túrcicos, desde los turcos en el oeste a los kazajos y
kirguises en el este, son musulmanes, con la única excepción de los karaim, que son de
religión judía aunque no de etnia judía, tratándose del remanente que adoptó
el judaísmo como religión oficial del Imperio Jazar. Al este de esa línea divisoria
algunos de los pueblos túrcicos aceptaron el budismo de los mongoles, quienes a su vez lo recibieron del Tíbet; esto se aplica
a los altaicos,
jakas y
especialmente tuvá. Otros pueblos túrcicos de Siberia no fueron
afectados por
las innovaciones religiosas procedentes de Eurasia, reteniendo sus creencias
chamanistas.
Esas divisiones religiosas se reflejan en la influencia
lingüística: los pueblos islámicos tienen una fuerte influencia árabe y
persa en términos de vocabulario, pero también fonología (asimilación de
sonidos no hablados previamente en las lenguas túrcicas) y la sintaxis. La
influencia persa se advierte en las lenguas túrcicas que coexisten con las lenguas iranias y sus dialectos, por ejemplo en uzbeko y en dialectos iranios de
Azerbaiyán. Las lenguas de los pueblos túrcicos budistas han estado sometidas
a influencia léxica del mongol, tibetano, sánscrito y en un caso
griego,
trasmitido vía mongol, como es la palabra tuvá nom 'libro' que deriva de la
griega nomos 'ley'. Los chuvasios han permanecido aislados de las corrientes que
han afectado al cuerpo de lenguas túrcicas, teniendo más influencia de las lenguas urálicas,
especialmente de la mari.
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